Aprender a jugar con los demás
Es importante darle a su niño/a la oportunidad de apropiarse de las habilidades sociales básicas, para aprender a compartir, para que desarrolle buenos modales con los otros y trabaje su autocontrol. Las mamás pueden disponer la fecha para un encuentro entre los niños. Recuerde que el pequeño/a va a necesitar su ayuda para tener éxito.
Se trata del encuentro, no del chat
Nadie puede culpar a un niño por lanzarse con entusiasmo en su taza de té y charlar con un amigo mientras sus hijos juegan. Pero, no deje que el chat concentre toda su atención. Puede que se pierda señales de que su hijo la necesita.
Jugar cerca uno del otro
Es normal que los niños pequeños jueguen cerca “uno del otro” en lugar de “uno con el otro”, perdiéndose en la tarea en cuestión. No se sorprenda si el primer contacto es el conflicto por un juguete deseable. Es entonces, cuando una intervención adulta se hace necesaria para ofrecer otro juguete, la lectura de un cuento para los dos o acercar a ellos niños mayores que puedan hacerlos jugar. Intente configurar un temporizador para indicar cuándo es el momento de tomar turnos.
Conozca a su hijo
¿Cuál es la personalidad de su hijo? ¿Es sensible? ¿Es exuberante? Es muy bueno reunir a los niños con otros de diferentes características, pero si alguno/a siempre termina en lágrimas, puede que el ajuste no haya sido el correcto, aunque las mamás se lleven entre sí, a las mil maravillas. Busque diferentes compañeros de juego o pruebe con un pequeño grupo en lugar de hacer compartir el tiempo de juego, solo entre dos niños.
Niños que golpean, madres que los aman
Nunca es aceptable, en ningún niño/a, que golpee, empuje o muerda, aunque a veces es lo que ocurre con los niños pequeños. Muchas madres tratan de seguir la regla del 1, 2, 3. La primera vez que sucede, usted trata de reconfortar al niño/a que fue golpeado. Luego, le dice a su hijo/a “Tú no puedes golpear porque daña a las personas “. La segunda vez, deja en silencio la habitación junto con él/ella y le explica que no puede quedarse jugando si golpea. Si una tercera ofensa es inminente o acaba de ocurrir, usted interviene, toma sus bolsos o mochilas y lo/la lleva a casa. Con tranquilidad, porque su objetivo es enseñarle algo que mejore su comportamiento, no avergonzarlo o regañarlo/la a solas, camino a casa.
Momento de ordenar
Los niños de dos años, tan pequeños, responden sorprendentemente bien cuando se trata de ayudar a poner en orden después de jugar. Si el tiempo de juego se desarrolló en casa de otra persona, su amigo se lo agradecerá. Su sala de estar no es un lugar que puede quedar como bombardeada después de que todos se han ido. Anime a cada niño a arrimar el hombro, aun cuando sea solamente dejar caer un bloque en la caja de juguetes. Cantar una canción, jugar una carrera para ver quién guarda en su lugar la mayor cantidad de juguetes. Esto no solo es más divertido que “limpiar” sino que, une al grupo en una tarea en común, inicia en el hábito de no dejar desordenado y lo más probable es que su hijo, con gusto, se una al trabajo de inmediato.
