El niño con cortes y rasguños

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A medida que su niño comienza a afirmar su independencia y a desarrollar el interés por explorar el mundo que los rodea, deberá estar preparada para todo lo que pueda sobrevenir repentinamente. Puede que sea una tarde muy tranquila o que termine en una Sala de Emergencias. Ellos, mientras están en movimiento, ponen todo en la boca y no le tienen miedo absolutamente a nada. Lo único que sienten es una fascinación insaciable por todo lo que encuentran a su paso.

En su exploración, sus suaves y pequeñas manos, pies y rodillas tienden a golpearse y rasparse. Mientras se arrastran por todas partes, se adelantan a las cosas para verlas mejor y manejan lo que se les presente. Pequeños cortes y raspaduras son parte del proceso de iniciación al ancho mundo que hay afuera. Todos los niños saludables, normalmente, se cortan o se hacen daño en alguna parte, a través de su travesía.

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Algunos de los cortes y raspaduras pueden sangrar profusamente. Chocar un labio en una mesa de café, golpear su cabeza en un borde muy duro o filoso y la caída desde una bicicleta son episodios que se llevan las de ganar como ninguna otra cosa. El problema es que, inicialmente, puede parecer mucho peor de lo que es, cuando vemos cómo sangra. Además, la escena que combina el llanto desgarrador de su querido bebé con la sangre, puede hacer que su presión arterial ascienda como un verdadero cohete y en una fracción de segundo, usted está en pánico total.

La primera cosa a hacer es detener cualquier sangrado. Aplique presión sobre la herida y mantenga a su hijo/a en sus brazos para proporcionarle la comodidad que necesita después de la conmoción y ayudarle a dejar de llorar. El niño/a, casi siempre, se alimenta de su propia reacción y es probable que ni siquiera llore, hasta que ve la sangre y empieza a lamentarse, se asusta y llora. Lo mejor es que usted mantenga la calma porque si percibe su desesperación, su cara de dolor o sus corridas, se asusta más y no dejará de llorar. Usted no es de ninguna ayuda para su hijo si está histérica.

Trate, lo mejor que pueda, de lavar el área afectada con agua limpia y si la herida ha dejado de sangrar, déjela abierta y al descubierto, que se seque al aire. La mayoría de los pequeños cortes y raspaduras se sanan por sí solos en un tiempo muy corto. Si no se ha detenido el sangrado, se puede aplicar un apósito estéril y un vendaje adhesivo en la zona afectada.

Tenga en cuenta que a los niños les encanta tener vendas. Las muestran con orgullo. Aproveche para convertirlas en una distracción que le haga olvidar el dolor, el momento del golpe o la picadura o rasguño. Cambie el vendaje cada día y mantenga el área limpia. Una vez iniciada la formación de costra, usted tendrá que quitar el vendaje y permitir que la herida sane completamente por su cuenta. La costra se caerá por sí sola. No trate de retirarla.

Si usted ve que el corte podría ser muy profundo, es posible que necesite algunos puntos de sutura. Un vendaje adhesivo no será suficiente. Si, después de diez minutos de aplicar presión en el área, no se detuvo el sangrado, es posible que tenga que recurrir al médico para que lo vea. Si la tranquiliza tener la asistencia médica porque no se siente segura, “más vale prevenir que curar”. Llévelo de inmediato a la Sala de Emergencias o el médico local que pueda ayudarle.

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