¿Qué es una convulsión febril?
Algunos de los síntomas comunes de las convulsiones febriles son la rotación de los ojos, el babeo o los vómitos. Su cuerpo tiembla y/o tiene rigidez en las extremidades. Puede perder el conocimiento y su piel puede ponerse más oscura de lo normal. La duración de las convulsiones puede variar desde unos pocos segundos hasta quince minutos (si dura más de tres minutos, llame a emergencias).
Generalmente las convulsiones febriles son inofensivas, pero esto no la convierte en menos dramática.
¿Las convulsiones febriles son comunes?
Se cree que las convulsiones febriles son comunes. Por diferentes causas, del 2 al 4 % de los niños, entre los seis meses y cinco años (pero en especial, entre los doce y dieciocho meses) tienen una convulsión febril en algún momento. Pueden repetirse.
Las convulsiones febriles tienen más probabilidades de ocurrir en niños cuyos padres las hubieran sufrido. Además, si le sucedió al niño o niña dentro de su primer año, hay una probabilidad fuerte de que tengan otra. O si la fiebre fue baja durante la primera.
¿Cómo puedo lidiar con una convulsión febril?
Si su hijo tiene una convulsión febril:
- Póngalo de lado rápidamente y asegúrese que no hay objetos con los que pueda hacerse daño.
- Coloque la cabeza hacia un lado, en caso de que vomite.
- Nunca lo deje solo
- Asegúrese de que su ropa esté floja, especialmente cualquier cosa que rodee su cuello.
- Compruebe que no tiene nada en su boca y tampoco ponga nada en la boca, durante la convulsión.
- Si no es la primera vez y el médico le recetó un medicamento, déle la medicación.
- Ayúdese con una esponja para tratar de bajar la temperatura.
- Tome el tiempo, de modo que, si dura más de tres minutos, lo lleve de inmediato al hospital o emergencias.
- Después ubique a su médico.
- Limpie cualquier vómito provocado durante la convulsión.