Golpes, caídas y fractura de huesos

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Es muy fácil para un niño pasar, en su día a día de juego, por todo tipo de lesiones. Los golpes, caídas e incluso a veces, los huesos rotos forman parte del menú de sus dolencias, por tener el cuerpo un poco ocupado. Como los niños juegan y exploran, algo tan simple como tratar de llegar a un cuadro en una pared, podría resultar en que un niño se caiga de la cama en la que se había parado para llegar a su objetivo y como consecuencia, sufrir graves daños.

Un niño muy activo puede herirse con facilidad todo el tiempo, y de hecho, una vez que los niños comienzan a moverse, se pueden caer más de treinta y ocho veces al día. Ahora, pensemos cómo se verían nuestros cuerpos si cayéramos esa cantidad de veces. Sobrarían cantidades de rasguños, moretones y golpes y perderíamos toda nuestra energía. Pero debido a su altura y su flexibilidad, una caída corta para un niño pequeño puede dar lugar a nada más serio que un par de lágrimas que necesitan un abrazo rápido, antes de que suban nuevamente las escaleras.

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Los padres, especialmente los primerizos, tienen que entender que los golpes y moretones son parte normal del desarrollo físico saludable de los niños y no hay necesidad de alarmarse. Su hijo está aprendiendo a correr, saltar y a mantenerse en equilibrio. Ponen a prueba la velocidad y son capaces de hacerlo tan bien, que transforman los golpes y moretones en pequeñas medallas que premian sus hitos, casi como héroes.

Sin embargo, hay ocasiones en las que su hijo/a podría tener una caída seria, desde un sofá, una silla alta o una mesa para cambiar pañales y aterrizar con la cabeza o el cuello. Esto lo vuelve diferente a los golpes y moretones normales. En primer lugar, la reacción de su hijo le dirá inmediatamente si la lesión es diferente a la de un pequeño golpe contra la esquina de la mesa. Si se han roto algún hueso, que puede no ser evidente de inmediato. En este caso, los padres deben ser muy conscientes de las siguientes señales a tener en cuenta para identificar una lesión grave o huesos rotos.

Si tu hijo se ha caído y está inconsolable, con sensibilidad al tacto o hinchazón en cualquier parte del cuerpo y no deja de llorar, es posible que haya roto un hueso o tenga una fractura. Los huesos de los niños se curan muy rápidamente. Sin embargo, es importante en este momento, llevar inmediatamente a tu hijo/a a la sala de emergencias más cercana, para que puedan evaluar los daños y tratar en consecuencia.

Si su hijo experimenta alguno de los estados descriptos a continuación, es necesario llegar a una sala de emergencia muy rápidamente, ya que son indicadores inmediatos de una lesión en la cabeza.

  • Altura distorsionada en su acto consciente.
  • Pérdida de sangre.
  • Potencial fractura de cráneo.
  • Dificultad para respirar.
  • Llanto persistente.
  • Secreción transparente o con sangre, desde la boca, la nariz o los oídos.
  • Dolor de cabeza.
  • Letargo.
  • Irritabilidad, mal humor.
  • Agitación, en simultáneo con no poder quedarse quieto.
  • Rigidez o dolor en el cuello.
  • Vómitos.
  • Hinchazón en el lugar de la lesión.
  • Cambios en la visión.
Susanna Garcia

Susanna Garcia

Madre de tres hijos: dos niños y una niña, Susanna conoce los altibajos y los desafíos de ser madre. N.B.: Escribo como madre. De ninguna manera este contenido es un consejo médico ni reemplaza el consejo de un experto de ninguna persona en la profesión médica o afines.