La comunicación con su hijo
La comunicación con nuestros hijos comienza el día que nacen, a menudo, sin darnos cuenta. Observamos sus señales y los alimentamos, cambiamos o abrazamos. Mientras lo hacemos, respondemos imitando sus arrullos, reflejando sus expresiones faciales y lo hacemos participar en la conversación, como que lo que está diciendo es ¡lo más importante del mundo! Cuantas más interacciones positivas tienen los padres con sus niños, más se desarrolla su autoestima y autovaloración.
Cuando se piensa en la comunicación con los hijos, las primeras que aparecen son las consignas educativas como colgar su abrigo, ordenar sus juguetes o dejar de hacer tanto ruido. A veces nos olvidamos de las cosas más simples, preguntándoles cómo están, darles un abrazo cuando se despiertan o simplemente escuchar lo que tienen para decir.
La influencia como modelo tiene más poder que cualquier cosa que se pueda decir o hacer directamente con los hijos. Cómo hablar y cómo escuchar a los hijos es una habilidad primaria muy importante de cultivar.
Los siguientes son algunos consejos para comunicarse con su hijo
Hágase el tiempo para hablar: para algunos es a la hora de dormir cuando mejor se reflexiona con los hijos sobre su día. En realidad, el momento apropiado para comunicarse es cuando papá o mamá tienen el tiempo suficiente para centrarse en lo que quieran hablar. No fuerce una conversación importante con su hijo, cuando llega tarde a trabajar por la mañana. Las interacciones más enriquecedoras ocurren cuando todo el mundo está tranquilo y no cuando estamos ansiosos por terminar, enojados, molestos o apresurados.
Suba al nivel de su hijo: colóquese al nivel de su hijo, estar “cara a cara”. Sobre todo, en un momento en el que desea su atención y cooperación, o que simplemente usted necesita reprenderlo por algo o reflexionar sobre soluciones. Estar físicamente al mismo nivel genera alto impacto.
Contacto visual: hacer contacto visual es una forma muy poderosa de conectarse con su hijo. Esto permite que él advierta que usted quiere toda su atención y que está disponible para ellos. Evite hacerlo a través de conversaciones de salón o mientras los dos están en habitaciones diferentes. Esto a menudo puede terminar a los gritos para escucharse. Tenga en cuenta también, que el contacto visual no es posible cuando usted está teniendo una conversación mientras conduce. Sin embargo, esta situación puede ser buena sobre todo, para los niños mayores cuando quieren hablar de algo que es sensible y es más fácil no tener que mirar a mamá o papá.
Escuchar: la comunicación auditiva demuestra cariño, interés y calidez. Siempre evite interrumpir a su hijo. Permítale, sin presionarlo, que cuente su historia. Nunca se insistirá lo suficiente sobre la enorme importancia que tiene la “capacidad de escuchar”.
Elimine las distracciones: cuando tenga que hablar con su hijo o hija sobre algo importante, hágalo en un lugar donde sepa que no será molestada y si esto no es posible, elimine las distracciones y siga adelante. Por ejemplo, apague la televisión o dé por terminada una actividad. Finalmente, se puede buscar otro lugar tranquilo. Lo mismo ocurre cuando su hijo o hija quiere hablar con usted. Esté disponible y deje de hacer lo que está haciendo.
Escoja palabras sencillas: si usted necesita hablar con su hijo y usted sabe que tiene su atención por un período corto, utilice palabras claras, breves y sencillas, evitando largas explicaciones. Asegúrese de que su mensaje es tan breve como sea posible.
Enfoque en lo positivo: si usted necesita que su hijo o hija haga algo diferente a como lo hace, pase a expresiones positivas las construcciones negativas que va a pronunciar. Por ejemplo, en lugar de decir “no juegues a la pelota dentro de la casa”, diga “si quieres jugar a la pelota, puedes salir a la calle”. En vez de “no quiero que me esperes en la calle”, “quiero que me esperes en el césped porque es más seguro”.
Bajo volumen de voz: Como mejor lo pueda hacer, manteniendo el tono de la voz tranquila pero firme, se puede ser mucho más afectiva frente a una situación difícil. Si se muestra enojada y frustrada, su hijo o hija estará más sensible.