Darle medicamentos a su niño

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Admitámoslo. No podemos todo el tiempo proteger a nuestros niños de los estornudos o dolencias comunes. Ellos y ellas no tienen suficientes anticuerpos para combatir fácilmente los virus y gérmenes. Es natural que se enfermen, tarde o temprano. Incluso su pediatra seguramente mencionará esto. Usted no debe preocuparse mucho porque con la ayuda del médico y la disponibilidad de los medicamentos, estará segura de que los más pequeños se liberarán de los estornudos en algún momento. A continuación, se muestra una lista de algunas de las medicinas que necesitamos tener en casa para nuestros niños:

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Antibióticos en crema: para pequeños cortes, quemaduras y rasguños.

Loción de calamina: para las picaduras de insectos y erupciones.

Acetaminofén o aspirina (modo infantil): por fiebre leve y dolores en el cuerpo.

Antihistamínicos: como primeros auxilios para cualquier ataque alérgico.

Solución salina o fisiológica, aerosoles nasales y elementos de succión o aspiración nasal: para ayudar a aflojar el moco viscoso de los resfriados comunes.

Rehidratación: como primeros auxilios para deposiciones blandas y acuosas. (La diarrea suele ser un signo de infección. Siempre es mejor llevar al niño al hospital, después de la administración de los paquetes de rehidratación para un examen adecuado)

Vitaminas: para reforzar su sistema inmunológico, aumentar el apetito y complementar sus requerimientos diarios de vitaminas.

Recuerde. No es suficiente que tengamos estos medicamentos en nuestro armario o botiquín. Lo que es más importante es ser plenamente conscientes de la forma de administrar estos medicamentos a los niños pequeños.

La dosificación apropiada por lo general varía con la edad, el peso y la vía de administración (forma en que lo va a incorporar). Las instrucciones sobre la posología (dosis, frecuencia y forma de administración) se pueden encontrar en el prospecto adjunto que viene en la misma caja de embalaje. De cualquier modo, vuelva a remitirse a la prescripción del pediatra. Es común que a los niños pequeños se les den los medicamentos en forma líquida o en masticables con sabor a fruta, para que sean más fáciles de tragar y para evitar que se niegue. Nunca auto medique a su hijo. Siempre hará la consulta profesional correspondiente para evitar agravar el cuadro porque le suministró “por encima” o “por debajo” de la dosis. Además, puede enmascararse la afección y al médico le resultará más difícil después diagnosticar al niño/a con claridad.

No cometa el error de introducir algún medicamento, cual si fuera un “dulce”, o engañarlos diciendo que es una “píldora mágica o jugo”. Usted les puede dar la idea equivocada de poder tomarlo en cualquier momento y en cualquier cantidad que quieran. Usted, tal vez, les pueda decir “este medicamento nos ayudará a que el resfrío se vaya” o ” este medicamento nos ayudará a que el dolor se aleje”, para enseñarles que se puede usar únicamente cuando están enfermos. Esta técnica sumada al guardado de las medicinas en lugares inalcanzables para los niños, disminuirá el riesgo de sobredosis accidentales.

Aunque la lista que figura arriba pueda serle de utilidad, existe un buen número de otros medicamentos que deben estar listos en su botiquín. Es un trabajo de “caso a caso”. Dado que los niños pequeños no pueden verbalizar adecuadamente cómo se sienten o explicar su estado o lo que piensan, es nuestra responsabilidad como adultos ser lo suficientemente sensibles y receptivos para observar la debida precaución.

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