Diez acciones para mejorar el comportamiento del niño

¿Tiene un niño un poco travieso y muy activo? ¿Parece disfrutar de sus travesuras y va empujando hasta donde puede los límites que le ha impuesto? ¡Sí, lo más probable! Todos lo hacemos en algún momento. Es más, si usted sintiera que su niño es el único de mal comportamiento en el grupo de juegos y que todos sus amigos tienen hijos perfectos con modales impecables ¡sepa desde ya que no es cierto!

Los niños pequeños están aprendiendo los caminos del mundo y parte de esa exploración es acerca de lo que es y no es aceptable. Reforzar sus límites de comportamiento y ser consistente sin duda ayudará, al igual que estas diez orientaciones.

Mantenga su autocontrol

Los niños imitan las acciones de los adultos, por lo que es importante no perder la calma. Con serenidad le proporcionará ayuda y asesoramiento a su hijo, sin levantar la voz. Sea muy clara en todo lo que le dice.

Asegúrese de que su hijo esté durmiendo lo suficiente

El comportamiento de su niño podría ser el resultado de un exceso de cansancio. Todos nos ponemos un poco de mal humor cuando estamos cansados. Lamentablemente, los niños pequeños no siempre están “equipados” con las habilidades para decirnos qué sienten y qué les sucede. Ellos no pueden detenerse y siguen a toda velocidad.

Premie el buen comportamiento

Su pequeño/a, repentinamente ¿hace lo que se suponía que él o ella debían hacer? ¡Baño de elogios! Así estas acciones, es muy probable que se repitan. Confeccione una “carta (o tarjeta) de recompensa por…”, si usted piensa que sería beneficioso para su hijo. A veces, el recordatorio visual de la recompensa obtenida, junto con la buena acción destacada, surte más efecto del que imaginamos.

Sea constante

Las recompensas, la disciplina y pautas de comportamiento, la manera de encarar el accionar bueno o malo, deben aplicarse del mismo modo cada vez. El mensaje es unívoco. De lo contrario, su hijo recibirá confusamente ese mensaje que está tratando de hacerle llegar. Del mismo modo, asegúrese de que su pareja sea consciente y conozca bien los hechos, los criterios a adoptar y el proceso de mejorar el comportamiento de su hijo/a, de modo que usted puede asegurarse el mismo resultado cada vez, desde los adultos.

Muestre siempre el afecto

Cuando se trata de un mal comportamiento, el diálogo no tiene por qué ser duro. Frente a cualquier cosa que él o ella haya hecho, encare el problema de conducta con firmeza. Firmeza significa estabilidad, constancia y respuestas contundentes. No involucra ni gritos, ni amenazas y menos aún subestimación. Su hijo/a debe saber y comprender que usted lo ama completamente y que por eso es que tiene que tomar decisiones para que él/ella se maneje mejor con los otros.

Mantenga una rutina

Los niños prosperan con una rutina. Cuando actúan “fuera de la rutina”, suele aparecer el momento en que surge la dificultad en su comportamiento.

Mantenga a su hijo activo y comprometido

La necesidad de actuar también tiende a atacar cuando su hijo se aburre o está buscando su atención. No deje de compartir con él tiempos de calidad, en los que ambos disfruten haciendo rompecabezas, dibujos, juegos o una actividad al aire libre para mantener su mente activa. Y si empiezan a entrar en terrenos que usted no desea que transitaran, distráigalo con una actividad más tentadora.

Evitar situaciones de estrés tanto como sea posible

Evitar supone tomar previsiones. Es mejor identificar las situaciones que son más probables de generar un colapso. Por ejemplo, ir de compras. Trate de evitar hacerlo y si fuera inevitable, no lo haga en los momentos en que su hijo probablemente tenga hambre o cansancio.

Esté preparado para los cambios de humor que vienen de frente

Si hay ciertas situaciones o momentos del día en que tiende a surgir un mal comportamiento, prepare antes de ese momento alguna merienda especial o una actividad que mantenga a su hijo/a feliz y ocupado. Recuerde que su hijo sigue siendo sólo un niño pequeño.

Trate de ver las cosas desde su punto de vista

Los niños no son adultos en miniatura. Se les dificulta entender la forma en que se supone que se comportan, o no alcanzan a darse cuenta qué tiene de malo jugar con los cuchillos de cocina o correr alrededor de la tienda. Si usted puede recordar cómo pensaba de niña, será capaz de ayudar a su hijo/a en el aprendizaje de un buen comportamiento a través del tiempo. Sea paciente.