Su hijo y sus amigos
Es lo suficientemente penoso para un niño/a, tener que experimentar los conflictos o trifulcas entre los propios adultos. ¿Cuál es la mejor manera de lidiar con el malestar de su hijo/a cuando tuvo una disputa que va demasiado lejos, en el parque infantil?
Su reacción ante el problema dependerá, en gran medida, de la edad de su hijo. Los niños en edad preescolar olvidan fácilmente y pronto soplan vientos de armonía. Sin embargo, cuando los niños son más grandes, las amistades se vuelven más complicadas. Con su apoyo, su hijo puede aprender el valor y la confianza para hacer frente a muchos retos que presentan las relaciones vinculares.
He aquí diez consejos para ayudar a los más pequeños a mantener la paz social:
1. La discusión, en sí misma, no es mala
Se dará cuenta de que los niños utilizan el argumento para resolver todo tipo de cuestiones. Aprender a expresar la disconformidad es una habilidad social importante. Si la controversia gira en terrenos fuera de control, puede ser el momento para examinar la causa. Tal vez sea un simple caso de incompatibilidad o haya ansiedades subyacentes, celos o cuestiones de control que puedan ser cortados de raíz.
2. Mantenga las cosas en perspectiva
Sí. Siempre será doloroso ver a su hijo que es rechazado por otro, pero lamentablemente, las disputas, la reconciliación y/o el hecho de que todo pase, son todas etapas del crecimiento. Estaría prohibido para una madre, proteger a su hijo de cada pequeño, así que “dar un paso atrás”. Puede que la sorprenda la rapidez con que su hijo puede olvidarse de las cosas. Si usted no lo “agranda”, seguramente pasará.
3. Sepa escuchar
Tal como los adultos, los niños sólo necesitan una caja de resonancia. Tenga cuidado de no imponer siempre una solución lista para usar. Al permitirle a su hijo/a hablar las cosas en su propio tiempo y no juzgarlo ni tratarlo como a una víctima, usted podrá ayudar a resolver los problemas con alguna observación, de modo que las decisiones las tome él o ella.
4. Ofrecer su apoyo
Significa infundir confianza en su hijo/a diciéndole que tiene fe en que va a hacer frente a la situación. En todo caso, ofrecer sugerencias, pero nunca forzar su opinión. Si usted siente que sería de ayuda hablarle, podría contarle acerca de sus propias peleas infantiles. Los niños, a menudo, obtienen el consuelo de saber que no están solos.
5. Dejarlo que decida
Saber cuándo hay que intervenir y cuándo mantenerse al margen. Cuando nadie está lastimado físicamente ni demasiado molesto, las mejores lecciones se pueden aprender de dejar a nuestros hijos resolver sus propias diferencias. Esgrimir argumentos es una habilidad de la vida que sólo puede ser adquirida a través de la experiencia. Por ello, solamente intervendrá si es absolutamente necesario. Usted puede obstaculizar el desarrollo de la independencia de su hijo si está siempre como su salvadora.
6. Evite situaciones con riesgo de gravedad
Si un amigo en particular parece estar causando alboroto, se deben limitar las situaciones que puedan conducir a un mayor grado de angustia. Observe a su hijo desde lejos durante los encuentros para jugar. Si los dichos empiezan a salirse de control, intervenga en la situación. Lo primero es calmar el ambiente sugiriendo algo de tiempo frente a la TV, un refrigerio o un cambio de escenario. Explique a ambas partes que, si no son capaces de llevarse bien después de compartir su tiempo juntos, puede ser necesario reducir ese tiempo. A continuación, siga adelante si las advertencias no funcionan.
7. Respetar las decisiones de su hijo
Si su hijo/a decide que ya no quiere jugar con un amigo/a, corresponde que lo/a apoye en esa decisión. Él/ella también puede tener una muy buena razón por la cual no querer encontrarse. Es su derecho como individuo elegir sus compañeros de juego. Nunca le imponga una amistad contra sus deseos.
8. Anime a su hijo a hacerse responsable de sus acciones
Una vez que la tormenta inicial ha pasado, ofrézcale hablar del tema, sin asociar la culpa. Esto le da a su hijo/a la oportunidad de darse cuenta de sus errores y de asumir la responsabilidad de su parte en el problema. A partir de aquí, se puede optar por pedir disculpas y/o realizar cambios en su comportamiento futuro.
9. No hacerlo personal
Aceptar que las peleas entre amigos son normales y verlas como una parte necesaria del desarrollo de su hijo. No tiene nada que ver con usted y usted no debe agregar sus propios sentimientos a los de sus hijos. Apreciar que las amistades de los niños suelen cambiar con el tiempo. Lo que dura toda la vida en un adulto, puede estirarse a sólo quince días en un niño de siete años de edad.
10. Ampliar sus horizontes
En la escuela oriente a su hijo/a a tener un amplio grupo social, de manera que, si las amistades no salen bien, él/ella puede interactuar más fácilmente con todos los demás. Esto puede estimularse mediante la participación del niño en diferentes clubes y actividades después de la escuela, e invitando a jugar a su casa, a más de un “mejor amigo”.
Nota importante
Mientras las disputas infantiles son una parte normal del crecimiento, siempre tengamos presente la diferencia entre los argumentos y las cuestiones relacionadas con el acoso, la violencia o el racismo para ajustar su papel en consecuencia.