Rabietas y otros problemas de comportamiento

En artículos anteriores hemos analizado en detalle los problemas en el comportamiento del niño pequeño, especialmente en lo referido a rabietas y berrinches. Los niños pequeños son a las rabietas, como los espaguetis son a las albóndigas. . .Ambos sólo tienen que ir de la mano. Los problemas de conducta son muy comunes en este grupo etario y esto puede ser muy frustrante para los padres que sienten que quieren simplemente, recuperar el aliento. Mientras que algunos padres se maravillan de lo bien que se comportan los niños pequeños, otras madres están exhaustas y los papás desconcertados, rascándose la cabeza y pensando . . . ¿por qué mi niño (o niña) tiene tan mal humor?

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Esto se debe a que los niños pequeños tienen solamente un trabajo en este momento de sus vidas. Es explorar el mundo y descubrir cómo funcionan las cosas. Algunos niños son un poco más curiosos que los demás, por lo cual se esa avidez por conocer se constituye en un punto de aprendizaje principal para esta etapa. “Mmm, el flotador Blackberry mami ¿será como mis patos de goma si lo pongo en el inodoro? Si le doy un mordisco a mi amigo ¿me van a dar a la pelota? Si lanzo el gato ¿vuela?

Sí. Hay tantas cosas que un niño puede aprender, pero eso no siempre significa que la curva de aprendizaje es fácil para los padres o hijos. A veces, lo que comienza como una curva de aprendizaje también puede convertirse en un hábito no deseado. Los niños pueden darse cuenta de que los gritos producen resultados rápidos y si su reacción a los gritos siempre es ceder, entonces ha entrado en el mundo de la causa y el efecto. La clave ahora es cambiar el efecto. Es más fácil decirlo que hacerlo ¿no?

Como ya hemos dicho antes, uno de los mayores problemas de conducta del niño son las rabietas. Las rabietas pueden ser frustrantes para los padres cuando empiezan de la nada los desbordes emocionales. Los niños pequeños no tienen manera de controlar estas emociones, por lo que puede llegar a ser muy atemorizante para ellos. Sentirse en control es vital para los niños y este torrente de emociones puede ser paralizante, una vez que se agoten.

Lo mejor que puede hacer con las rabietas, es explicar con calma que no se puede entender lo que su hijo quiere, cuando lo dice gritando. Seguramente va a sentarse cerca o retenerlos, hasta que consiga manejar sus sentimientos y pueda pedir lo que quiere, con el uso de palabras o acciones. Es conveniente, para especular en lo que necesitan, si el adulto colabora con pocas palabras. “¿Tienes hambre?” “¿Quieres abrazar?”.

Las rabietas también pueden venir cuando los niños se dan cuenta de que a través de los gritos se puede llevar al adulto a la reacción que quieren. No ceda mientras su hijo está gritando. Insista con que usted no puede entender lo que quiere, cuando grita. Anímelos a usar sus palabras. Cuando su hijo se dé cuenta de que la relación causa-efecto de gritar por lo que quiere es, de hecho, perjudicial para él o ella, ese comportamiento disminuirá con el tiempo.

La clave para trabajar a través de las rabietas en los niños pequeños, es ser sólida y coherente. Manteniendo la calma y de manera constante puede ser una tarea ardua, pero es vital para lograr los resultados que desea. Si los arrebatos emocionales de su hijo parecen estar fuera de control, hable con el médico de su hijo o hija, ya que algunos problemas de conducta, aunque rara vez sucede, pueden ser un signo de otros problemas médicos subyacentes que tal vez necesitarían de direccionamiento. Por lo general, estas rabietas no duran y no son más que un dolor de paso, que mejora a medida que su hijo crece.

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