Disciplinar a su niño
Lo primero que debe saber es que el trabajo principal de un niño es aprender sobre el mundo que le rodea. Así que, a veces, el comportamiento de su niño no responde a nada extravagante, sino simplemente, a una progresión normal. Es natural que lo suyo sea descubrir cómo funciona el mundo. Sin embargo, solamente porque él quiera hacer algo no significa que siempre lo haga de la mejor manera.
Dado que los niños tienen su “propia agenda” y todavía tienen que aprender a controlar sus emociones y arrebatos, los problemas de disciplina pueden dimensionarse mucho más de lo que realmente son. Los niños pequeños, aunque sientan grandes emociones y a veces rabietas, manejan escasamente sus sentimientos y a esto se suma que no son conscientes de su actitud y menos de su disciplina. Esto no significa que usted no puede disciplinar a su hijo. Simplemente significa que usted debe comprenderlo para manejarlo bien.
Rabietas
Las rabietas requieren la cabeza tranquila para pensar. Mantener la calma en estos momentos es lo mejor que puede hacer por usted y por su hijo. Una rabieta puede manifestarse para que le presten atención, como a un niño que entra en la edad preescolar. También puede deberse a que el niño se siente completamente abrumado por sus sentimientos. Esto puede ser aterrador para los niños a quienes les gustan las cosas controladas.
Ante todo, nunca deje a su hijo solo durante una rabieta. Éste es un momento en que su hijo/a siente miedo. Párese cerca o incluso téngalo usted. Esto puede ayudarle a calmarse más rápido. Después de que se calme, explíquele que usted no puede entender lo que quiere cuando está gritando. Anímelo a usar sus palabras en lugar de gritar. Si la rabieta es causada porque su hijo quiere algo, no se rinda hasta que comunique sus necesidades o deseos, sin una rabieta. Usted puede tratar de ayudar a su niño a resolver lo que quiere si sus palabras son mínimas, tales como “¿Quieres otra galleta?” “¿Estás triste?” “¿Quieres jugar con otro juguete?”
Pequeños hechos de violencia
Morder, golpear y tirar cosas. . . Los niños pequeños tienen emociones GRANDES y a menudo, las transforman en ira. Cuando su hijo la golpea o muerde, lo primero es sacarlo inmediatamente de la situación. Explíquele que a usted le duele el golpe o la mordedura. La norma aplicable a los tiempos de espera es de un minuto por edad. Por lo tanto, si su niño/a tiene dos años, tendrán dos minutos de tiempo de espera. Sostenga explicaciones simples, pocas palabras en una voz baja y tranquila. “No muerdas. Morder duele mamá”. En poco tiempo el niño asociará morder con su desaprobación y los tiempos de espera, de modo que las cosas deberían comenzar a mejorar lentamente.
* Morder también puede ser un signo de dolor de oído o de dolores de dentición. Así que tenga esto en cuenta, si su hijo parece morder en ocasiones inusuales, como durante la lactancia o cuando recibe caricias, o si su hijo está mordiendo junto con un actuar irritado.
La disciplina no es siempre fácil de enseñar ni de lograr en esta edad. Sabiendo esto conviene tratar de hacer lo apropiado. Todos los niños pasan por dificultades en la disciplina. Si bien puede parecer interminable, antes de que se dé cuenta, estará cruzando al otro lado de los terribles “dos años”. Todo suele ser mucho más fácil para la madre y el niño, durante los gloriosos años preescolares.