Las consecuencias se usan para cambiar el comportamiento

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¿Cómo puedo usar las consecuencias para cambiar el comportamiento de mi hijo?

Las rutinas y reglas en el hogar son siempre una parte muy importante de la vida familiar. Ellas son los cimientos de la estructura familiar. Nos demanda ser consecuentes, solventes y argumentativos. Saber poner límites. Nos acerca a la previsibilidad que facilita la resolución de conflictos, la disciplina y el espacio necesario para vivir organizadamente. El tema de los límites apunta a un tema muy claro: que los niños pequeños conozcan su límite, su “hasta dónde puedo llegar”. Si no lo sabe, no sólo tendrá una confusión importante, sino que podrán sentir temor e inseguridad, al no encontrar la frontera de su espacio de actuación.

Una de las herramientas conocidas de la crianza, de la cual todos hemos oído o leído, es el uso de las consecuencias para cambiar el comportamiento de nuestros hijos. Todos nos damos ese primero, segundo y tercer aviso cuando nuestro hijo sigue gritando, termina golpeando a su hermano, cuando exige el paquete de dulces que está al nivel de sus ojos en el supermercado o simplemente luchando por su programa de televisión favorito. Todos somos “culpables” o “responsables” de no seguir lo que iniciamos y del resultado: su hijo tiene ese mensaje ambiguo de no saber si es tan en serio. Así, el ciclo se repite indefinidamente. La disciplina funciona mejor cuando se la “enseña” a nuestros hijos. Es decir, no solamente con el ejemplo, sino además la comprensión de los contenidos que fomentan el buen comportamiento.

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Para alejarse de este círculo vicioso de avisos y sanciones, amenazas vacías, niños infelices y padres frustrados, podemos tener en cuenta los siguientes consejos para la próxima vez en que usted registre un problema y necesite un plan de acción.

Las consecuencias se utilizan para hacer cumplir los límites y reforzar las reglas, cuando los recordatorios sencillos no han funcionado.

Hay dos tipos de consecuencias, positivas y negativas. Las consecuencias positivas son pasar tiempo de calidad con su hijo, ya sea de lectura, de pintura u hornear juntos. Son estas, las consecuencias más deseadas por los niños. Las consecuencias negativas como la pérdida de algo que les gusta, se trate de juguetes, dinero de bolsillo o el tiempo de espera, tienden a paliar las conductas inapropiadas que continúan apareciendo. En este caso los niños están dispuestos a hacer lo que se espera de ellos para evitar que se les quite el tiempo de espera o el dinero de bolsillo.

Las consecuencias son más eficaces y significativas para nuestros hijos cuando se tienen en cuenta las siguientes sugerencias.

Una consecuencia debe:
1. Cumplir con la advertencia: el punto más importante aquí, es sólo darle a sus hijos una advertencia, entregándosela por nota, claramente y con calma. Esto les da la oportunidad de cambiar su comportamiento. Siempre siga adelante con la consecuencia que quedó establecida para ellos. Si su hijo continúa portándose mal, por ejemplo, dos hermanos se pelean por lo que quiere cada uno ver en la televisión. Usted les dice que si ellos siguen luchando por la tele, éste se apaga durante diez minutos hasta que hayan llegado a un acuerdo. Si aún persisten, debe apagar el televisor, sin más advertencia.

2. Ser inmediata: son los más eficaces. Por ejemplo, apagar inmediatamente el televisor después de esa primera advertencia, ha sido la consecuencia que se produce justo después de una conducta incorrecta. Acción directa que es más eficaz que la amenaza de hacerlo y luego, lo peor, olvidarse.

3. Ser alcanzable y realista: Ellos no tienen que soportar algo muy duro o demasiado largo para ser eficaz. La ventaja de mantener una consecuencia corta es que usted le da rápidamente a su hijo o hija, la oportunidad de intentarlo nuevamente. Por ejemplo, en el escenario de la televisión, ellos, apagándola durante diez minutos, tienen la oportunidad de encontrar una manera de manejar la situación ellos mismos. También los padres pueden ayudarlos a ambos. Pronto tendrán otra oportunidad para resolver el problema de manera diferente. Si se hubiera apagado durante el resto del día, en primer lugar, no habría más oportunidades para que ellos aprendan a manejar la situación. En segundo lugar, perjudica a los padres que tendrían que estar un día entero, hijos y padres, atascados en el conflicto.

4. Relacionarse con la conducta de su hijo: los niños aprenden que sus comportamientos afectan lo que sucede con ellos en el futuro. Una consecuencia debe estar vinculada a la conducta que generó esa consecuencia. Los dos núcleos, acción y consecuencia deben ser vistos por los niños, como directamente relacionados. Por ejemplo, si dos niños se pelean por un juguete, el padre tiene en su poder ese juguete, hasta que ambos estén listos para compartir y tomar turnos.

No importa cuáles sean los hechos, una vez que usted ha seguido adelante con la consecuencia y su hijo o hija ha respondido bien, siempre vuelva a conectarse con su hijo, ya sea a través de un abrazo o verbalizando el reconocimiento de que todo está bien entre ustedes y que ambos pueden seguir adelante con su día.

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