¿Cuánto tiempo debe dormir mi hijo?

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Seguramente se pregunta ¿hasta qué punto es correcto el horario de sueño que tiene mi hijo? Existen pautas y consejos útiles sobre cómo fomentar la buena rutina de sueño para su niño.

La interrupción de la rutina diaria de un niño, como quedarse hasta tarde y extenderse a la mañana siguiente con las horas de sueño, puede cambiar de forma natural su patrón de sueño y alejarnos de obtener el horario ideal. Mediante la reprogramación del ritmo circadiano de su hijo, usted puede mejorar su concentración y ayudar a crear un entorno familiar más armonioso.

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Los ritmos circadianos, ciclos de sueño y vigilia durante veinticuatro horas, están regulados por la luz y la oscuridad, y toman su tiempo para desarrollarse y regularse. Los ritmos comienzan a desarrollarse en alrededor de seis semanas, de tres a seis meses. La mayoría de los bebés tienen un ciclo de sueño y vigilia regular.

Si cuando llegan a los dos años observamos la travesía del sueño que han hecho, la mayoría de los pequeños han pasado más tiempo dormidos que despiertos. En general, un niño emplea el 40 por ciento de su infancia en dormir. El sueño es especialmente importante para los niños, ya que incide directamente en su desarrollo mental y físico. Un niño/a a quien es difícil despertar por la mañana, (alrededor de las 7- 8am), se despierta de mal humor y lloroso y muestra problemas de concentración o de comportamiento durante el día, podría estar sufriendo la falta de sueño.

Para asegurar que su niño duerma lo suficiente, es importante establecer una rutina relajante antes de acostarse.

Lo hemos tratado ya en otros artículos. La rutina debe durar no más de treinta a cuarenta y cinco minutos y ser cumplida cada noche con la misma modalidad. Los disparadores o asociaciones de sueño también son muy importantes y ayudarán a su hijo a aprender cuál es el momento para el ” sueño largo “. La rutina podría incluir bañarse a las 7 pm, una historia a las 7.30 pm y las luces apagadas a las 19:45. Para los niños mayores, puede aprovecharse para un pequeño refrigerio, pijama y lavarse los dientes a las 7.30 pm, una historia a las 19:45 y apagar las luces a las 8 pm. En realidad, no hay reglas inflexibles y de rápida solución, excepto que debe ser la misma rutina cada noche, incluso los fines de semana.

Para los niños pequeños puede ser un poco más difícil, debido al aumento en sus habilidades motoras, cognitivas y sociales. Además, impactan también la posibilidad que tienen ya de salir de la cama, la ansiedad por el despegue, la necesidad de ser autónomos y el desarrollo su imaginación. Todo esto puede llevar a tener problemas de sueño.

Antes de que los niños vayan a la cama, es importante comprobar que no tienen ninguna razón para levantarse. ¿Han ido al baño? ¿Cambió su pañal? ¿Le dio alguna bebida? ¿No están demasiado calientes o fríos?

Si ellos tienen la costumbre de levantarse, considere esto: la primera vez que él o ella se levanta, recordarle a su hijo que es hora de dormir y condúzcalo/a nuevamente a la cama, le da un abrazo y deja la habitación. La segunda vez, haga lo mismo, pero use una voz más firme y le da otro abrazo, pero breve. La tercera y las veces posteriores, no diga nada en absoluto, ya que lo/la lleva de vuelta a la cama, la/lo acuesta y sale de la habitación. Esta es la parte difícil, pero su hijo advierte que usted no está bromeando. Un sistema de recompensa podría ayudar a reforzar la nueva rutina, como una estrella de oro por cada noche que permanecen en la cama. Ya con cinco estrellas premia el logro.

Los requerimientos de sueño en un período de 24 horas
Hasta tres meses: doce a dieciocho horas. Cuando el bebé está cansado, da señales claras: se quejan, lloran o se frotan los ojos. Póngalos en la cuna cuando tienen sueño, no duermen, pero van asociando el cansancio con la hora de dormir.
Tres a once meses: catorce a quince horas. Diferenciar siempre entre el día y la rutina de la noche.
Uno a tres años: doce a catorce horas. A los dieciocho meses, sus siestas durante el día pueden convertirse en una siesta de una a tres horas al día.
Preescolares: once a trece horas. Evite las distracciones en el dormitorio, como la televisión o los ordenadores.
Cinco a doce años: diez a once horas. Evite la cafeína y el azúcar después de las 6pm. No hay TV ni computadoras en el dormitorio.
Adolescentes: ocho a nueve horas y media aproximadamente.
Adultos: siete a nueve horas.

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